Renfe Mercancías cierra un semestre con números a la baja

El transporte ferroviario de mercancías en España ha arrancado 2025 con importantes desafíos, y Renfe Mercancías ha cerrado el primer semestre con un retroceso significativo en su actividad. Las cifras reflejan un escenario complejo para un modo de transporte que, sobre el papel, está llamado a desempeñar un papel crucial en la descarbonización y en la mejora de la competitividad logística del país.

Esta caída no responde únicamente a factores coyunturales. Detrás de los datos hay cuestiones estructurales que llevan tiempo lastrando el crecimiento del transporte ferroviario de carga: desde limitaciones en la red hasta una competencia muy fuerte por parte del transporte por carretera.

Factores que explican la caída de Renfe Mercancías

renfe mercancías

Uno de los principales problemas que enfrenta el transporte ferroviario es la falta de competitividad frente a otros modos de transporte, especialmente la carretera, que ofrece mayor flexibilidad y tiempos de entrega más cortos en muchos trayectos nacionales. La infraestructura ferroviaria española, aunque extensa, todavía presenta cuellos de botella y tramos con limitaciones técnicas que dificultan el transporte de mercancías en determinadas rutas.

A esto se suma la escasez de interoperabilidad internacional, un factor clave para el transporte ferroviario de larga distancia. España sigue afrontando problemas derivados de la diferencia de ancho de vía con gran parte de Europa, lo que complica el tránsito fluido de trenes de mercancías hacia otros países sin operaciones de trasbordo intermedio.

Además, el contexto económico y la reorganización de cadenas de suministro tras los cambios globales de los últimos años han favorecido la elección de modos de transporte más ágiles, incluso aunque impliquen un coste por tonelada mayor, como el transporte por carretera o el aéreo para mercancías urgentes.

Retos estructurales y estratégicos

Renfe Mercancías ha intentado en los últimos años ganar cuota de mercado con mejoras operativas y una apuesta por trenes más largos y eficientes. Sin embargo, el progreso ha sido más lento de lo esperado. El mercado demanda soluciones intermodales que integren el ferrocarril con otros modos de transporte, y en este ámbito todavía queda mucho por hacer para que la oferta ferroviaria sea competitiva.

La transición hacia una logística más sostenible también está impulsando el interés por el ferrocarril, pero para que esta ventaja medioambiental se traduzca en un mayor uso real, es necesario reducir costes, mejorar la fiabilidad y garantizar la puntualidad de los servicios.

Oportunidades para revertir la tendencia

Aunque el balance del primer semestre no es positivo, el transporte ferroviario de mercancías en España cuenta con margen de mejora y oportunidades claras. El impulso de la intermodalidad, con terminales que conecten de forma eficiente puerto y ferrocarril, es clave para ganar competitividad.

Otra vía de mejora es la inversión en corredores estratégicos como el Corredor Mediterráneo y el Corredor Atlántico, que facilitarán conexiones más rápidas y fluidas con el resto de Europa. La digitalización de procesos, la mejora de la trazabilidad y la simplificación de trámites aduaneros también pueden contribuir a hacer más atractivo este modo de transporte para empresas y operadores logísticos.

Entre las medidas que podrían acelerar el cambio destacan:

  • Mejoras en infraestructuras y eliminación de cuellos de botella en rutas clave.
  • Impulso a la interoperabilidad internacional, reduciendo los tiempos y costes de trasbordo.
  • Desarrollo de terminales intermodales que integren carretera, ferrocarril y puerto.
  • Incentivos económicos y fiscales para fomentar el uso del tren en transporte de mercancías.

Un sector que necesita impulso político y empresarial

El retroceso registrado por Renfe Mercancías es una señal de alerta para un sector que, si bien es más sostenible y eficiente en términos energéticos, no termina de despegar en España. Superar esta situación requerirá no solo inversiones públicas y mejoras en la infraestructura, sino también una estrategia clara por parte de la propia empresa y de los operadores privados que compiten en el mercado.

La experiencia de otros países europeos demuestra que, con las condiciones adecuadas, el transporte ferroviario puede ser una pieza central en la logística nacional e internacional. El reto para España es lograr que esas condiciones se den cuanto antes, evitando perder más cuota frente a la carretera y posicionando al tren como una alternativa real para mover mercancías de forma competitiva y sostenible.