El comercio global avanza con el freno puesto: claves logísticas ante un nuevo ciclo económico

El transporte marítimo continúa siendo la columna vertebral del comercio internacional, movilizando entre el 80 % y el 90 % del volumen mundial de mercancías. Sin embargo, los últimos datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) confirman que el dinamismo de los intercambios globales se está moderando. Tras el rebote de 2024 impulsado por la recuperación del consumo y la normalización de las cadenas de suministro, el comercio mundial afronta un escenario de crecimiento limitado pero resiliente para 2025 y 2026.

Tensiones comerciales y aranceles en aumento

La OMC ha revisado a la baja sus previsiones, anticipando un avance del volumen del comercio de mercancías inferior al 3 % en 2025. Entre los factores que explican esta desaceleración destacan la persistente debilidad del PIB global, la introducción de nuevos aranceles en las principales rutas comerciales y un contexto geopolítico más incierto.

Aunque muchas de estas medidas se dirigen a productos específicos, su impacto se extiende a amplias cadenas de valor, elevando costes logísticos, ralentizando la rotación de inventarios y reduciendo la inversión empresarial. A este entorno se suma un consumo global debilitado por la pérdida de poder adquisitivo y por políticas monetarias más restrictivas, especialmente en Europa y Norteamérica.

Costes logísticos al alza y fragmentación económica

La fragmentación económica y las políticas proteccionistas están reconfigurando los flujos del comercio global. Para las empresas, esto se traduce en mayores costes de transporte, plazos de entrega más largos y una menor competitividad. Además, el encarecimiento del crédito y la caída de la demanda de bienes duraderos —como automóviles o equipos electrónicos— agravan la situación.

En paralelo, las políticas industriales orientadas a la autosuficiencia tecnológica están modificando los patrones de especialización y generando nuevas dependencias, lo que exige a los operadores logísticos una mayor capacidad de adaptación.

Asia mantiene el pulso, Europa se enfría

El informe de la OMC subraya las diferencias regionales. Asia continúa siendo el centro de gravedad del comercio mundial, gracias a su integración productiva, su liderazgo en manufacturas tecnológicas y un fuerte desarrollo logístico. China, Corea del Sur, Vietnam e India han incrementado su participación en las exportaciones globales, apoyándose en la diversificación de mercados y acuerdos regionales como el RCEP.

En cambio, Europa muestra síntomas de estancamiento, afectada por la debilidad de su industria manufacturera y la contracción del comercio intraeuropeo. América del Norte mantiene un crecimiento moderado impulsado por el sector energético y los procesos de “nearshoring” hacia México, mientras que América Latina y África continúan lastradas por infraestructuras insuficientes y baja diversificación exportadora.

Sostenibilidad y transformación tecnológica: motores de resistencia

Pese a la desaceleración general, algunos segmentos muestran un comportamiento más dinámico, especialmente bienes intermedios y tecnológicos vinculados a la digitalización industrial, la transición energética y las energías renovables. Sectores como semiconductores, baterías o automoción eléctrica mantienen un crecimiento sólido.

La OMC advierte, no obstante, que la concentración de la producción en pocos países y la competencia tecnológica entre potencias pueden introducir nuevas vulnerabilidades en las cadenas de suministro. Por ello, el fortalecimiento de las normas multilaterales y la cooperación comercial serán claves para sostener la fluidez del comercio internacional.

Mirada logística: anticiparse y adaptarse

En este entorno, la logística adquiere un papel estratégico. La combinación de planificación flexible, alianzas sólidas y soluciones tecnológicas avanzadas permitirá a las empresas anticiparse y adaptarse a los cambios regulatorios y responder con agilidad a las fluctuaciones del mercado.

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