El Certificado de Aptitud Profesional (CAP) es una formación obligatoria para conductores profesionales de transporte de mercancías y viajeros en la Unión Europea. En España, incluye una formación inicial (280 o 140 horas, según el caso) y una formación continua (35 horas cada cinco años). El objetivo es garantizar que los profesionales mantengan actualizados sus conocimientos en seguridad vial, normativa, eficiencia en la conducción y atención al cliente.
Sin embargo, el modelo actual se ha quedado atrás. La mayoría de la formación sigue siendo presencial, con rigidez de horarios, costes añadidos y barreras geográficas. Por eso, el sector del transporte pide desde hace tiempo una reforma que permita integrar modalidades más modernas y accesibles, como el aula virtual y la teleformación.
El CAP, clave pero cuestionado
El CAP es fundamental para asegurar que los conductores cuentan con formación homologada, pero se ha convertido también en una traba burocrática para muchos profesionales. Los conductores que trabajan en rutas internacionales, los que residen en zonas rurales o los que deben conciliar trabajo y familia encuentran serias dificultades para cumplir con los requisitos presenciales.
La pandemia evidenció que existen alternativas viables. El uso del aula virtual durante ese periodo permitió mantener la formación con garantías, demostrando que no solo es posible, sino también eficaz.
Lo que pide el sector
Las asociaciones y centros de formación especializados coinciden en dos demandas principales:
- Reconocer el aula virtual como modalidad estándar: actualmente solo se contempla en circunstancias excepcionales, lo que limita su implantación.
- Regular la teleformación: España sigue a la cola en comparación con otros países europeos donde ya se ha legislado su validez.
Ambas medidas cuentan con respaldo legal a nivel europeo y no suponen una merma en la calidad educativa, ya que los sistemas permiten trazabilidad, controles de asistencia y evaluación continua.
Ventajas de modernizar el CAP
Adoptar el aula virtual y la teleformación de manera estable traería múltiples beneficios:
- Mayor accesibilidad: conductores de zonas rurales o con horarios complicados podrían formarse sin necesidad de desplazamientos largos.
- Conciliación laboral y familiar: la flexibilidad horaria reduce el impacto en la vida personal de los alumnos.
- Reducción de costes: menos gastos en transporte, alojamiento y dietas.
- Sostenibilidad: contribuye a la reducción de emisiones al evitar desplazamientos innecesarios.
- Adaptación tecnológica: prepara al sector para un futuro donde la digitalización será la norma.
Una oportunidad que no puede esperar
No modernizar el CAP tiene consecuencias directas: pérdida de competitividad, dificultades para cubrir la formación obligatoria de miles de profesionales y riesgo de sanciones para los conductores que no cumplan con los plazos. Además, supone un freno para la atracción de nuevos talentos, especialmente de jóvenes que esperan una oferta formativa digitalizada y más flexible.
Hacia un modelo híbrido
La clave no está en sustituir la presencialidad, sino en complementarla con modelos híbridos. De esta manera, cada profesional podrá elegir la modalidad que mejor se adapte a su situación, sin perder la calidad ni la interacción con formadores y compañeros.
El transporte es uno de los sectores más estratégicos de la economía española. Apostar por una formación moderna, inclusiva y flexible es garantizar su sostenibilidad y su capacidad para seguir siendo competitivo en el futuro.