La crisis energética que estamos sufriendo en Europa, debido a la guerra en Ucrania y a la enorme dependencia del continente europeo del gas ruso está pasando factura a las balanzas de comercio internacional de medio mundo, provocando grandes desequilibrios que no podrían haberse previsto hace un año.
La situación de las balanzas en comercio internacional en Europa
Lo que ha ocurrido en 2022, y que nadie había previsto en un contexto marcado por la recuperación tras la pandemia y sus restricciones ha dado la vuelta a todo el tablero del comercio internacional. De hecho, las balanzas de pago de las grandes economías se han prácticamente dado la vuelta. Los países que llevaban décadas presentando datos positivos, ahora muestran la versión contraria. Y naciones que exportan materias primas en las que la inflación ha elevado su coste en dos dígitos porcentuales disfrutan ahora de superávits comerciales y por cuenta corriente nunca antes vistos.
En argot económico, estamos en un momento de los llamados cisnes negros. Y se trata de uno de los prácticamente imposibles de prever hace 12 meses. La Unión Europea y Japón han pasado a una situación de necesidad de financiación en julio. Esto significa que dos de las principales regiones comerciales acreedoras del mundo (porque exportan más de lo que importan y financian a los demás países con ese saldo positivo exterior) han pasado a necesitar esa financiación exterior del resto de países. A ello hay que sumar que China, habitualmente en la misma situación de acreedora mundial que la UE y Japón, también ha entrado en ese nuevo escenario de déficit.
Desde el siglo pasado, la locomotora europea no había presentado nunca un déficit en su balanza comercial. De hecho, hay que remontarse a 1991 para encontrar el primer dato negativo en la balanza comercial en el caso alemán. En el lado contrario se encuentran economías como la rusa, o Arabia Saudí con superávits multiplicados como nunca antes se había visto.
Comercio internacional y cómo afecta a la economía de la Unión Europea
Aunque un desequilibrio puntual en las balanzas comerciales no debería tener grandes implicaciones en la actividad empresarial de cada país, en el medio y en el largo plazo las cosas cambian drásticamente. El FMI ya ha advertido y cambiado completamente sus previsiones para este año y el próximo. En el caso de la Unión Europea el empobrecimiento podría llegar a notarse, e incluso depreciar la moneda única -algo que ya ha ocurrido, pero que podría seguir en esa línea, llegando claramente a reducir la riqueza empresarial y de la ciudanía-
Por el momento, parece que los desafíos en el comercio internacional siguen siendo la tendencia. En los últimos tres años, los problemas en el transporte marítimo, la pandemia y sus restricciones mundiales, la huelga del transporte de carretera en España, y ahora la guerra de Ucrania han sido los grandes acontecimientos que han forzado cambios drásticos en los agentes dedicados al sector para intentar adaptarse rápidamente a la situación. Desde Iberoforwarders continuaremos en esa línea, ofreciendo soluciones resilientes que procuren una rápida adaptación a las necesidades de nuestros clientes y a los cambios en el mercado.